La longevidad canina difiere significativamente de la humana, ya que los perros experimentan un proceso de envejecimiento más acelerado. Según la Asociación Americana de Medicina Veterinaria, el primer año de vida de un cachorro equivale a aproximadamente 15 años humanos. El segundo año se equipara a unos nueve años humanos, seguido de un cálculo anual canino que equivale a entre cuatro y cinco años humanos.
Estas estimaciones de la AAMV se centran en perros con un peso de 21 a 50 libras. En este contexto, los perros medianos, que generalmente tienen una esperanza de vida de 10 a 12 años, alcanzan una equivalencia humana de aproximadamente 60 a 69 años.
Cabe destacar que el proceso de envejecimiento varía entre razas, afectando la salud y la capacidad física de cada perro de manera única. Al igual que en los seres humanos, la edad avanzada conlleva cambios en la agudeza auditiva, visual y en la movilidad del perro. Factores como la condición de la piel, el apetito y los niveles de energía tienden a degradarse con el paso de los años, manifestando afecciones médicas como cáncer, insuficiencia renal, artritis, demencia y problemas articulares, entre otros signos de envejecimiento.
En términos generales, se observa que los perros más pequeños tienden a vivir entre 15 y 16 años, los de tamaño mediano y grande entre 10 y 15 años, mientras que razas gigantes como los mastines suelen tener una esperanza de vida de alrededor de 7 a 8 años. Estas últimas alcanzan la madurez a una edad ligeramente más avanzada que las razas más pequeñas, llegando a la adultez alrededor de los dos años, en contraste con la norma de 13 a 15 meses para otras razas.
Es fundamental destacar que muchas enfermedades relacionadas con la edad en los perros pueden controlarse eficazmente si se detectan temprano. La vigilancia y el monitoreo de la salud de su perro, junto con la detección temprana de condiciones médicas, contribuyen significativamente a prolongar su vida. Además, mantener un peso adecuado es esencial, ya que la obesidad en los perros puede reducir su esperanza de vida en más de dos años.
